Son impurezas que se presentan en el acero que suelen estar compuestas por distintos tipos de óxidos. Las inclusiones más habituales en el acero son los silicatos, las alúminas, los óxidos globulares y los sulfuros.
El origen de las inclusiones puede ser por reacción entre los distintos elementos provenientes del mineral o la chatarra con los adicionados en el proceso de fusión y afino del acero, y contaminación de partículas refractarias de las artesas utilizadas en el proceso de fundición.
Las inclusiones no metálicas son perjudiciales para la calidad del acero, dado que pueden ser origen de grietas y defectos que pueden derivar en pérdidas de características mecánicas o en fracturas. Como excepción tenemos los sulfuros de manganeso que son generados para favorecer la maquinabilidad del acero.