Es la aptitud que tiene un material a ser cizallado.
Todos los aceros son cizallables en las condiciones de bruto de laminación, excepto en circunstancias anormales en las que puede ser necesario que se suministren en condiciones de tratadas (recocido) para mejorar su condición al cizallado, que no se produzcan ni grietas ni deformaciones excesivas en la zona de corte.